La confirmación de algunos casos, afortunadamente limitados, suscitó una comprensible y fundada preocupación Peste porcina africana también en el nuestro territorio nacional, que se encuentra en algunas cabezas de jabalí. Los riesgos tanto para la fauna como para el ganado y el peligro de una parada forzosa de muchas actividades económicas del sector porcino y vinculados al entorno forestal, sobre todo, no nos dejan indiferentes. Como parte activa y consciente del cuerpo social somos muy conscientes de las fuertes repercusiones potenciales, no solo económicas, que podrían derivarse de subestimar o no tratar correctamente esta enésima criticidad que se presenta al país, ya severamente probado por la persistencia de una difícil situación sanitaria dictada por el Covid.
Como en el caso de la epidemia, también en este caso creemos que es nuestro deber como ciudadanos contribuir al esfuerzo común, poniendo a disposición los gran experiencia y profesionalidad de nuestro negocio. Por lo tanto, en primer lugar, renovamos nuestra disponibilidad al Ministerio de Salud, a las Regiones y a las autoridades afectadas por el problema. En espera de las indicaciones y solicitudes precisas de las Instituciones, necesarias para una actuación coordinada y eficaz, Federcaccia ha tomado medidas para movilizar su estructura nacional en estas horas para que esté lista para ofrecer una colaboración plena y satisfactoria de acuerdo con los protocolos nacionales y las iniciativas tomadas a nivel de las Regiones individuales.
Una colaboración, la de cazadores, que recordamos fue muy importante para la contención de esta peligrosa y letal enfermedad y sus consecuencias socioeconómicas en todos los países europeos que se han visto enfrentados a ella. A los que, como es costumbre, no tardaron en señalar con el dedo a la caza y cazadores en general y en particular contra los cazadores cazados, le recomendamos que estudie experiencias extranjeras relacionadas con la peste porcina. Sin necesidad de traspasar fronteras, basta el caso de Cerdeña, que sin duda puede tomarse como ejemplo de cómo la aportación de los cazadores, siempre reconocida y solicitada por las instituciones regionales, ha sido fundamental a lo largo de los años para comprobar y aislar el virus asegurando que desde hace unos 4 años no ha habido brotes en la isla y que en 42 años el serotipo sardo nunca ha salido de Cerdeña, poniendo en peligro las granjas de otros territorios.