El comportamiento de los jabalíes no es tan diferente al de los hombres: cuando son muchos en un área concentrada, comienzan a permanecer cerca ya trasladarse a otra parte, extendiendo su presencia como una especie de pólvora, en busca de nuevos espacios y nuevos recursos. Un concepto que, decayó en las latitudes de Varese, provoca el aumento exponencial de jabalíes dentro del Parque Regional de Campo de flores los empujó cada vez más hacia las ciudades. Por ello, el hecho de que el plan de contención lanzado por el cuerpo se detenga en región desde hace más de un año no ha contribuido ciertamente a mejorar la situación. También en las últimas semanas ha habido informes de ungulados avistados en Masnago, Avigno y Sant'Ambrogio, sin mencionar el Rasa y Velate, donde los habitantes viven con estos "vecinos" durante algún tiempo.
La autoridad del parque lleva mucho tiempo lidiando con esta situación, tanto que el pasado mes de enero elaboró, por primera vez en su historia, un plan quinquenal de gestión y retirada. Sin voluntad de recurrir al "doble salvaje", pero la necesidad de frenar una presencia que genera daños a los cultivos y peligros en las carreteras. ¿Igual que? Con la matanza de estos animales también en las áreas del parque natural, es decir, aquellas reservas que cubren una quinta parte de todo el territorio del Campo dei Fiori y donde hasta ahora los cazadores nunca han podido entrar. Durante el primer año, se planeó la matanza, solo en el área del parque natural, de entre 75 y 100 jabalíes, de un total de aproximadamente 250.
Luego, el estallido de la pandemia y los encierros congelaron el proyecto, limitando la actividad cinegética de noviembre a marzo y solo en las zonas tradicionales. Demasiado poco, quizás, para detener la invasión. ¿Qué pasa con el plan de cinco años? «Todavía estamos esperando la autorización de la Región de Lombardía - responde el lacónico Giuseppe Barra, presidente del Parque -. Lo último que nos pidieron fue una evaluación del impacto de los daños que esta actividad podría resultar dentro de la reserva natural".
Una especie de paradoja, en definitiva: la caza de selección tiene como objetivo reducir el número de animales para evitar daños, y desde Milán se les pide tener una valoración de los daños que podría causar la caza. La solicitud llegó, entre otras cosas, seis meses después de eso. ispra, que es el instituto superior de investigación y protección del medio ambiente, ya había dado luz verde a plan lanzado por el parque. "Ahora estamos esperando el ok final - concluye Barra - porque la situación está fuera de control" (prealpina.it).