Los informes del territorio no paran y los criadores son puestos a prueba todos los días por impactante presencia de este gran carnívoro. A lo largo de la cresta de los Apeninos y en los Alpes la depredación es un boletín despiadado. Quienes siguen diciendo que el lobo es una especie en peligro de extinción, y por tanto intocable, no tienen en cuenta las estimaciones más recientes que ven la preslobos calculados de forma conservadora en más de 2000 especímenes: un aumento del 20% en los últimos años 5. Por no hablar del número indeterminado de ejemplares híbridos nacidos de la unión entre lobos y perros salvajes, más peligrosos aún porque tienen menos miedo al hombre.
Creemos que el problema debe ser abordado lo antes posible, concediendo por un lado a los pastores la capacidad de defenderse de la depredación, como ocurre por ejemplo en Francia, y por otro con la adopción de un plan de gestión calibrado sobre la capacidad de carga real del territorio, restableciendo el equilibrio necesario para garantizar la convivencia entre esta especie y las actividades antropogénicas. Somos perfectamente conscientes de que el debate sobre la "cuestión del lobo" está fuertemente contaminado por posiciones ideológicas que no tienen en cuenta las necesidades reales del territorio.
Precisamente por ello creemos que ha llegado el momento de unir las fuerzas de todos los portadores de la cultura rural para que la opinión pública y las instituciones comprendan la importancia de dar voz y apoyo a las peticiones de quienes ejercen actividades que representan desde el punto de vista de la gestión social, económica, laboral y medioambiental y una herencia del territorio que no se puede dispersar (Asociación para la defensa y promoción de la cultura rural).