Marco Pisanu Efisio, presidente de la asociación Caza, Pesca y Medio Ambiente, envió una carta al gobernador de la Región de Cerdeña, Francesco Pigliaru, ya todos los consejeros regionales. El mensaje es muy claro, la isla desaira a los cazadores sardos, así como a toda la economía que gira en torno a ellos. La decisión de escribir a la autoridad local se tomó después de la orden de la TAR contra el días de caza planificado para liebres y perdices de Cerdeña no ha sido impugnada ante el Consejo de Estado.
Los dos días de muestreo de la especie habían sido decididos por el Comité Regional de Fauna, organismo que también incluye a los representantes de la Región. Allí rechazo de los jueces administrativos fue aceptado sin ningún intento de reaccionar, actitud que a Pisanu no le gustó en absoluto. La asociación ya había señalado la falta de sensibilidad hacia el mundo de la caza, además de la ausencia de defensa de una disposición de competencia como el calendario de caza.
Por tanto, la inacción de los últimos días se ha visto como una elección política muy precisa: según Caccia, Pesca y Ambiente, la Región tendrá que responder por ello en las elecciones, aunque el silencio genera malestar y asombro. Los efectos de tal inercia son de tres tipos. La primera es legal, pues se certifica la admisión de las acusaciones de quienes han apelado. En segundo lugar, el efecto es político: para Pisanu la Región está mostrando desprecio hacia los numerosos ciudadanos que están comprometidos, entre otras cosas, con el contraste de Peste porcina africana. El tercer efecto es económico, dado que la indiferencia de la región está provocando enormes pérdidas a los comerciantes y profesionales del sector.