La rabia es una enfermedad infecciosa que afecta el sistema nervioso central de los mamíferos domésticos y salvajes, así como de los humanos (zoonosis) de manera tan grave que conduce a la muerte. La infección se transmite con la picadura, con el lamido continuo de las mucosas o soluciones de animales infectados.
Pueden ser perros, gatos, lobos, zorros, roedores, etc. Los animales salvajes son el reservorio natural de la rabia (rabia silvestre) y el perro puede actuar como unificador entre la rabia silvestre y la urbana. Según algunos autores, el virus en el punto de penetración, en las fibras musculares y en el tejido conectivo, permanece un tiempo y se multiplica para luego llegar, a través de los axones nerviosos, al sistema nervioso central. Según otros autores en el sitio de la mordedura no hay replicación viral, sino migración inmediata del virus hacia el sistema nervioso central, al alcanzarlo el virus lo invade, se multiplica y se distribuye por los nervios, esta vez de forma centrípeta. En este período el virus se elimina a través de las glándulas salivales que constituyen un punto de comprensión de la multiplicación viral. los 700% de los perros afectados tienen altos títulos de virus en las glándulas salivales. La posibilidad de que un animal infectado transmita la rabia a otros animales a través de la saliva es alta, ya que es infecciosa hasta cinco días antes de la aparición de los síntomas de las chinches. La incubación puede oscilar entre un mínimo de cinco días y un máximo de 10 a 14 meses, pero suele durar entre dos y ocho semanas.
• Los síntomas - Inicialmente hay variaciones de personajes. El perro inaccesible y agresivo se vuelve dócil, mientras que el afectuoso y sociable se vuelve agresivo. Los individuos tienden a esconderse en lugares oscuros y apartados en un estado anoréxico con temperatura subfebril. Los fenómenos alucinatorios se hacen evidentes más tarde. El perro gruñe, ladra, celebra cosas y personas imaginarias, realiza el acto de atrapar moscas con la boca.
En esta primera fase, se puede observar un modesto estrabismo, movimientos oscilatorios y en ocasiones rotatorios de los globos oculares. Puede aparecer una picazón intensa en la piel, en el lugar de la herida o la picadura. Este síntoma, no siempre presente, puede acentuarse tanto que lleve al perro a sufrir lesiones graves. El perro tiene una necesidad excesiva de comer cualquier cosa debido a la falta de sensación de saciedad y gusto, llegando a tragarse cualquier objeto (piedras, clavos, vidrio, madera, papel, etc.). También hay sed intensa pero debido a la parálisis de la laringe el animal es incapaz de tragar. Hay abundante producción y pérdida de saliva. También debido a la parálisis faringolaríngea, la voz sufre cambios y los ladridos se vuelven roncos y aullidos prolongados. En el 25% de los casos de perros rabiosos, se producen estados de excitación considerable que pueden ser de corta duración pero pueden durar hasta 5 horas y reaparecer después de momentos de tranquilidad. En esta fase el perro tiene un aspecto peludo, muerde todo lo que se le presente y corre, si no se detiene, largas distancias (40-50 km). Luego sigue una paresia generalizada que se manifiesta con debilidad de las patas y la cola, ptosis de los párpados, a veces de la lengua y de la mandíbula y dificultad persistente para tragar. Los ojos muestran dilatación de las pupilas, estrabismo, procidencia del tercer párpado. Como dato final, la respiración se dificulta e interviene la paresia de los músculos respiratorios, el curso de la enfermedad es apenas superior a dos semanas, usualmente la muerte ocurre cinco días después del inicio de los síntomas nerviosos.
• Pruebas de laboratorio - El diagnóstico clínico no es fácil en el sujeto vivo, por lo que son necesarias pruebas de laboratorio. El examen histológico realizado en el material cerebral no siempre es confiable. La inmunofluorescencia es el método de laboratorio que revela la presencia del virus desde el primer momento en que invade el sistema nervioso central, por lo que se considera una excelente investigación de laboratorio.
• Diagnóstico diferencial - El estado de excitación puede escapar al dueño, dada la corta duración de su duración, por lo que siempre se debe considerar la posibilidad de que un perro padezca rabia cuando presenta cambios de carácter acompañados de parálisis progresiva. Por tanto, es necesario tener en cuenta aquellas enfermedades que pueden afectar al sistema nervioso central como moquillo, pseudorrabia, toxoplasmosis, epi! Essia, tumores cerebrales, eventos traumáticos, intoxicaciones, cuerpos extraños en la cavidad orofaríngea, tetanias privadas de calcio, uremia .
• Profilaxis - Tiene como objetivo prevenir la infección en humanos. El perro sospechoso de rabia no es sacrificado, sino aislado en una caja de seguridad durante al menos diez días y controlado tanto desde el punto de vista sintomático como con pruebas de laboratorio. El perro con rabia rara vez vive más de cinco días después de la aparición de los síntomas nerviosos. Las vacunas disponibles actualmente son suficientes para estimular el cuerpo, para producir anticuerpos contra la infección rabiosa. La vacuna que se usa comúnmente en la actualidad consiste en virus vivo, cepa Flury atenuada.