Caza tradicional: El chioccolo, un llamado milenario que los jóvenes artesanos de hoy construyen con pasión, según la tradición pero con el agregado de una pizca de innovación.
La caza según la tradición no debe olvidarse nunca, como tampoco debemos olvidar todas esas herramientas que el cazador una vez trajo consigo para terminar un día de caza especialmente afortunado. Un ejemplo es el chioccolo, el de madera, el artesanal, tan conocido y querido en la Maremma toscana. Si alguna vez los cazadores que cazaban desde la cabaña no podían prescindir de él, la tendencia en los últimos años se ha congelado. Se eligen herramientas más modernas, más caras y, a veces, menos eficaces. Sin embargo, hay quienes aún aprecian las antiguas tradiciones cinegéticas, las que deberían aparecer en los libros polvorientos y muy entusiastas que hablan del folclore y la cultura material del lugar. La gallina se convertiría entonces en una auténtica protagonista.
Afortunadamente, aún hoy no faltan jóvenes y muy jóvenes, con una pasión desenfrenada por la caza, que optan por hacer todo lo necesario para las jornadas de caza en casa, utilizando esas habilidades manuales que están pasando de moda. También hay quienes, artesanos y cazadores, han hecho de la producción de chioccoli un verdadero trabajo: es gracias a estos jóvenes que el chioccolo todavía vive en el campo de la Maremma toscana y en otros lugares.
Hecho de madera de fresno, pero también de madroño, olivo, cerezo, encina, castaño, pavo o brezo, el chioccolo se puede hacer en diferentes tamaños y formas. Lo realmente importante de este antiguo instrumento es el sonido que el pollito debe poder emitir, una especie de "chiò", una llamada tan cara a los mirlos. Para lograrlo, algunos artesanos cazadores colocan una pequeña esfera de latón dentro de la madera que hace que el sonido sea único.
Estos objetos, únicos en su tipo, ya sea por la mano de obra o por el sonido, se pueden hacer a mano, personalmente, probando un arte antiguo pero también muy útil, o se pueden encargar a artesanos italianos que aún recuerdan el técnicas de construcción de gallina. Sin embargo, tienen ganas de recordarlo: la gallina de hoy es diferente a la del pasado, a la tradición estos artesanos han sumado la innovación y todas las mejoras que las tecnologías de producción han hecho posible lograr. Esto no significa que estos objetos, hermosos a la vista y útiles en el campo, mantengan un vínculo indisoluble con el pasado, mientras miran hacia el futuro.